Conectar el mundo educativo con el mundo empresarial es quizás una temática recurrente. Uno de los objetivos que más escuchamos, sobre todo cuando uno comprueba lo que saben los jóvenes del mundo en que les tocará vivir.
Es fundamental que nuestros jóvenes conozcan una parte del futuro laboral que les está esperando y cuanto antes lo hagan, mejor. Por un lado para que puedan conocerlo de una manera real y por otro, para que puedan descubrir sus propios talentos y vocaciones.
Desarrollar una metodología que fuese aséptica por un lado, eliminando elementos perniciosos o malintencionados, pero al mismo tiempo creativa, divertida y estimulante, con el fin de crear un vínculo cercano y amigable entre dos mundos a priori muy lejanos pero que se encontrarán en un futuro próximo, es clave.
Ese contacto, es una experiencia en la que todos ganan. Por un lado nuestros jóvenes adquieren conocimientos de primera mano que de otra forma sería mucho más complicado que pudieran acceder a ellos de una manera real. Y por otro lado, las empresas potencian de una manera creativa sus valores esenciales como marca. Está claro que cuantas más herramientas pongamos al alcance de nuestros jóvenes, cuanto más engrosemos sus CV de experiencias extra académicas, más incrementaremos su potencial, su visión y comprensión de una porción de la realidad a la que tendrán que enfrentarse tarde o temprano.
Las empresas deben visibilizarse, dejar atrás el hermetismo y abrir las puertas de su historia y su metodología, mostrando el abanico casi infinito de procesos que forman parte de la misma: desde la idea, diseño, desarrollo/implementación y finalización de un producto (entre muchos otros). Consiguiendo así ir un poco más allá de la punta del iceberg visible dentro del vasto y complejo mundo que rodea a cada sector. Evolucionar las visitas a empresas, que llevan años implementadas en muchas compañías, puede ser una buena forma de comenzar.
El posicionamiento de las marcas a través de este aperturismo y cimentado en la pedagogía y el aprendizaje es clave para la comprensión de este pequeño gran universo paralelo que en algunas ocasiones cabalga entre la desinformación y el clickbait.
Hagamos que esa pequeña semilla de talento inherente a toda persona, tenga el mayor número de vivencias posibles para que brote, encuentre su lugar y se desarrolle al máximo. Es labor de todos (padres, profesores y empresas en este caso) hacer que el tránsito del mundo académico al profesional sea lo más enriquecedor y natural posible.
Noemí Bellas